XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario/B, penúltima cita del año litúrgico.
El cristiano sabe que el Señor vendrá y lo espera. El pasaje evangélico pone énfasis, en términos apocalípticos, en el fin de Jerusalén, pero en realidad predice la venida final de Cristo, cuyo momento se desconoce.
Esto exige vigilancia: cada día es decisivo para la salvación, y esta misma incertidumbre debe impulsar a los creyentes a realizar la voluntad de Dios.
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