El tiempo de Navidad termina con la fiesta del Bautismo del Señor.
El bautismo es como la consagración de Jesús y del cristiano: es la vida nueva que Dios nos da y que será perfecta en el encuentro definitivo con Él.
En el Evangelio, Jesús aparece oficialmente como el Hijo de Dios, lleno de la presencia del Espíritu Santo: así comienza su misión.
El bautismo cristiano, por tanto, crea una relación con las Personas divinas y abre el camino a una tarea de bien que debe realizarse también en beneficio de los hermanos.
Que el Arcángel nos enseñe a reconocer y acoger a Cristo en Jesús y a convertirnos en sus imitadores.
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